Alguien por ahí

sábado, 4 de enero de 2025

Un día un barco-Microrrelato para niños



                                                                                                       Obra Plástica de Renée Segundo


Tía Flora nos contó que a nuestra familia la trajeron en barcos. Eran los barcos negreros. Ahí venían los abuelos y las tías de las tías, y viajaron días y días, horas y horas, entre olas y viento. Cautivos, dejaban su tierra. África. Se miraban para ver si se encontraban, y a veces, apenas un gesto, hacía que la crueldad se ensañara con ellos. Mujeres, varones y niños llegaron a nuestras costas, en este gran mar, en este río, como mar. Unos murieron en el camino, otros ni bien llegaron. «¿Si el mar hablara?», decía tía Flora.

Los que llegaron fueron vendidos como esclavos a las familias ricas de Montevideo, entre 1585 y 1835. Durante 250 años. «¡Ay, qué pena!», decía tía Flora. Entonces las mujeres les dieron de mamar a sus hijos y a los hijos de sus amas y les decían esta historia. Algunos la aprendieron y hasta la decían de memoria.

Extrañaron su música, sus creencias, y se hicieron tambores, y encontraron la forma de honrar a sus dioses, y armaron los candombes, se ponían las ropas de los amos y los imitaban al bailar, y un montón de carcajadas salían de las quijadas y de las piernas. Y tanta felicidad el «mundo blanco» no podía soportar y dijeron: «esos tambores son del diablo» y se los tiraron al mar. «¡Ay, qué pena!». Dijo tía Flora que un abogado, llamado Jacinto Ventura de Molina, hizo el escrito judicial como defensor de la solicitud de la Sociedad de Negros Congos de Gunga para realizar la fiesta del Día de Reyes el 6 de enero de 1835. Y tocaron tambor, ¡tum!, ¡turum!, ¡tumbá!, ¡tum!, ¡turum!, ¡tumbá! Adentro tenían cielos de libertad. No se cansaban de contar cómo llegaron en barcos y esto les daba axé. ¡Y seguían de fiesta y de lucha, de lucha y de fiesta! Y se contaron historias de libertad que los niños más grandes empezaron a cantar a los hermanitos: «Duérmete hermanita llena de motitas / duérmete hermanito sueña los tambores / libres y más libres siempre el mismo sueño / libres y más libres hacia el mismo sueño».

Tía Flora decía que se dormían ilusionados, se les cerraba la noche y se abrían las estrellas. Ellos sabían que esta historia la tenían que contar y volver a contar hasta que se hiciera canción y la canción se hizo.

Editado en el libro "Ronda" 2024-Edición del Colectivo Afropoético