cuando miramos el techo
y conduce la fe de lo que nos vence.
Le pedimos que nos abra las puertas
para ver a quienes ha perdonado.
Su reino es como ir a la escuela
o a la cámara de diputados.
En esta morada hay un ojo absurdo
que quiere salvarse.
Dios tiene una bruma en la mirada
para alivianar la estadía.